miércoles, 4 de marzo de 2015

LO MEJOR DE MÍ: POMPA DE JABÓN

Lo mejor de mí. Director: Michael Hoffman. Protagonistas: Michelle Monaghan, James Marsden, Luke Bracey, Liana Liberato y Gerald McRaney entre otros. Guión: J. Mills Goodloe y Will Fetters, en base a la novela homónima de Nicholas Sparks. DiNovi Pictures / Finch Entertainment / Relativity Media / Surefire Entertainment Capital. EE.UU., 2014. 

Entre nosotros se las conoce como telenovelas, en México como culebrones; y en los EE.UU. como Soap Operas, ya que el primer gran auge del género se dio gracias al patrocinamiento económico de las marcas de jabón de las distintas empresas del ramo de la higiene hogareña. El término anglosajón también sirve para definir rápidamente las características de sus tramas básicas, simples burbujas que estallan ante la mínima mirada crítica. 

La base de todo está en la utilización exacerbada del melodrama, un género que, de por sí, se caracteriza por buscar la empatía emocional de su público (preferentemente femenino) apelando al sensacionalismo de sus simples tramas sentimentales, recurriendo al cliché del amor eterno, imposible y de consumación preferentemente trágica. Los personajes no importan demasiado, porque suelen tratarse de estereotipos atravesados por el dolor, la angustia, el deseo, la necesaria crisis familiar, una enfermedad, cualquier otra dificultad bastante improbable de superar; y la posibilidad cierta de redimirse a través de algún sacrificio. 


Una fórmula que funciona siempre y cuando estemos dispuestos a creer ciegamente en el relato que se nos cuenta. Como en toda cuestión de fe, entonces, para disfrutar de Lo mejor de mí (The Best of Me, 2014) sólo hay que dejarse llevar de la mano de la parejita protagónica y no cuestionar nada de cuánto haya de predecible en el meloso sufrimiento, pretendidamente trascendental, que le toca en suerte (y desgracia) transitar.


Tan cursi como anacrónico, el filme es un muy logrado ejemplo de la novela romántica más rancia y conservadora, tal vez por estar basado en la homónima novela de Nicholas Sparks (el autor de Diario de una pasión, que aquí oficia también de productor ejecutivo), el mejor ejemplo contemporáneo de escritor de novelas románticas rancias y conservadoras. 
Una película que ya hemos visto infinidad de veces, aunque todavía no la hayamos visto. O sea, sólo para fanátic@s del género. 
Fernando Ariel García

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