lunes, 15 de julio de 2013

EL CLUB DE LOS ILUSTRES: LA LIGA DE LOS BOTIJAS EXTRAORDINARIOS


El Club de los Ilustres. Guión: Rodolfo Santullo. Dibujos: Guillermo Hansz. Ilustración: Ignacio Calero. Portada: Guillermo Hansz. El Club de los Ilustres creado por Rodolfo Santullo, Richard Danta e Ignacio Calero. 88 páginas en blanco y negro. Grupo Belerofonte / Estuario Editora. ISBN: 978-9974-98-732-6. Uruguay, fines de 2012.

Imaginen un manual de historia uruguaya escrito por un autor de ciencia-ficción y no por un historiador. Imaginen algo aún más específico, un manual de historia uruguaya escrito por un autor de ciencia-ficción de la era pulp, capaz de amalgamar discursos y figuras históricas reales y reconocibles de fines del siglo XIX, en el escenario de una Banda Oriental apócrifa y victoriana, donde la robótica de avanzada puede convivir (y, de hecho, lo hace natural y orgánicamente) con los ponchos y las tacuaras. Imaginen el resultado de estos cruces históricos tan efectivos como improbables como un texto de lectura arrebatada, parte folletín decimonónico y parte thriller de espionaje superheroico (o todo lo superheroico que permitan estas costas), encarado como una comedia de enredos.


Ahora no imaginen más. Sólo déjense llevar por El Club de los Ilustres, primera de una larga (espero) serie de novelas gráficas firmadas por Rodolfo Santullo y Guillermo Hansz, en base a conceptos generales desarrollados por Santullo, Richard Danta e Ignacio Calero, protagonizada por un heterogéneo club de ilustres (en su amplia mayoría) más conocidos del otro lado del Río de la Plata que de éste. El intelectual, periodista y político José Pedro Varela; la poetisa y activista femenina Delmira Agustini, el caudillo militar Aparicio Saravia; y el escritor Horacio Quiroga, reunidos y comandados por Lorenzo Latorre, militar y político que supo ser Gobernador de facto y Presidente constitucional, detalle a tener en cuenta al abordar la trama política, marcada por intentonas golpistas, la profanación de cuerpos presidenciales y una mirada humorística y liviana que le da el tono justo y necesario a la ficción.


Y si piensan que esta inmejorable muestra del imaginario charrúa es deudora de La Liga de los Caballeros Extraordinarios, están en lo cierto. Pero no se dejen apurar por el prejuicio. Así como en La comunidad (ver http://labitacorademaneco.blogspot.com.ar/2013/07/el-horror.html), Santullo partía de M. Night Shyamalan para llegar a otros puertos; aquí se permite (y nos permite) una relectura latinoamericana de la premisa original de Alan Moore y Kevin O’Neill tan maltratada por el cine hollywoodense. Al abrevar tanto en la raíz británica de la ciencia-ficción especulativa como en la naturaleza sainetera del grotesco criollo, El Club de los Ilustres termina conformando un nuevo género narrativo, hibridación superadora de todo aquello que lo alimenta y nutre. Especie de Steampunk rioplatense, de romántica ucronía retrofuturista que, al tomar distancia de la realidad, nos enfrenta con algunos dilemas identitarios locales que venimos arrastrando desde las fundaciones patrias.


Por favor, que siga El Club de los Ilustres. Y, de ser posible, hagan algo con Piria. Semejante personaje necesita del tratamiento Santullo & Co.
Fernando Ariel García

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