miércoles, 4 de julio de 2012

EL SORPRENDENTE HOMBRE-ARAÑA: ARAÑA PERO NO MUERDE

Primero lo primero. A esta altura, con las prácticas cinéfilas actuales tendientes a la accesibilidad permanente y continua de las grandes producciones hollywoodenses (TV abierta y por cable, DVD, descargas legales e ilegales de internet, streaming y vaya uno a saber qué más acaba de inventarse en el tiempo que me llevó tipear estas palabras), cuál es la necesidad de reiniciarlo todo, otra vez de cero, cada vez que se cambian los equipos creativos tras cualquier licencia probadamente exitosa. ¿Cuántos de los espectadores mundiales que acudan como ganado a ver la nueva entrega de las aventuras cinematográficas del arácnido más famoso del cómic, no están al tanto del recorrido argumental que culminará con la araña radioactiva posándose en la mano (o la nuca, vaya diferencia) del joven adolescente nerd Peter Parker? ¿Por qué volver a contar lo mismo, otra vez, apelando a alteraciones cosméticas que no agregan nada? En un metraje tan largo (y, por momentos, hasta tedioso) como el de este El sorprendente Hombre-Araña (The Amazing Spider-Man, 2012), economizar tiempo de proyección hubiera sumado puntos cualitativos a una película cuyos mayores méritos descansan en el apartado visual.


Con un trabajo que se aleja premeditadamente de lo construido por la trilogía anterior en cuanto a estética, ritmo y tono narrativo, el Hombre-Araña de Marc Webb aparece más influido por el Batman de Christopher Nolan que por el icono arácnido plasmado en los cómics sesentistas de Stan Lee y John Romita, norte al que siempre apuntó la saga a cargo de Sam Raimi y Tobey Maguire. Fuera de registro quedó el melodrama que daba sustento a la aventura superheroica. Aquí el núcleo de la historia es netamente dramático; y los personajes ven amplificados sus costados más oscuros, ominosos y gratuitamente violentos. El joie de vivre característico de la serie no está, aunque se tiren algunos chistes por aquí y otros por allá. Una lástima, por lo menos para quien creció leyendo otro Hombre-Araña.


Más allá de algunas lagunas argumentales, del largo metraje (¿cuántas trompadas distintas pueden pegarse el Hombre-Araña y su némesis, el Lagarto, antes de caer en la repetición?) y de un diseño poco atractivo para el Lagarto, la película funciona muy bien dentro de las coordenadas autoasumidas. Y gran parte del mérito recae, como suele suceder en los filmes Marvel, en el afiatado reparto. Andrew Garfield es un excelente Peter Parker, tanto que algunos de los mejores momentos de la película ocurren en la pequeña escala de la interrelación humana entre Parker y su entorno, sin disfraces ni mutaciones descontroladas a la vista. Tal vez porque el guión empiece a explorar parte del pasado de la familia Parker (más para las secuelas, de acuerdo con la escena entre los títulos finales) y las relaciones tejidas entre Richard y Mary Parker, los padres de Peter, con el Dr. Curtis Connors (El Lagarto) y la omnipresente Oscorp, empresa científica a cargo de Norman Osborn, futuro Duende Verde.


Primer acto de una obra pautada en tres, El sorprendente Hombre-Araña va a lo seguro, repitiendo el esquema arquitectónico que tan bien funcionó (al menos, en lo comercial) con la saga de Los Vengadores: Espectacularidad visual para los recién llegados y relectura de algunos momentos fundacionales del cómic, dirigidos al corazón de los Zombies Marvel, nombre código que utilizan los fanáticos seguidores de la editorial.
El cine, como arte y entretenimiento, por momentos se queda sin red.
Fernando Ariel García


El sorprendente Hombre-Araña. Director: Marc Webb. Protagonistas: Andrew Garfield (Hombre-Araña/Peter Parker), Emma Stone (Gwen Stacy), Rhys Ifans (Dr. Curt Connors/Lagarto), Denys Leary (capitán Stacy), Martin Sheen (tío Ben), Sally Field (tía May), Campbell Scott (Richard Parker), Embeth Davidtz (Mary Parker) y Chris Zylka (Flash Thompson), entre otros. Participación especial de Stan Lee (¿cuándo no?). Guionistas: James Venderbilt, Alvin Sargent y Steve Kloves, basados en personajes creados por Stan Lee y Steve Ditko. Columbia Pictures / Marvel Enterprises. EE.UU., 2012.

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