martes, 17 de agosto de 2010

VIDAS ILUSTRES Nº 14: FEBO ASOMA

La primera vez que tuve en mis manos este ejemplar de Vidas Ilustres estaba cursando la escuela primaria. Se ve que la maestra entendía que la historieta podía ser un vehículo atractivo y eficaz para encarar la enseñanza de la historia argentina. “Hay algunas cosas que nosotros valoramos de otra forma, les damos una dimensión distinta -nos dijo, palabras más o menos-. Y eso tiene que ver con la mirada que desde México, país en donde se realizó esta historieta, se echa sobre nuestro San Martín”. En ese momento, el “nuestro” me pareció exclusivamente referido a la pertenencia argentina. Después, bastante después, entendí que ese “nuestro” hablaba de la profunda visión latinoamericanista de este hombre que entendía a la Independencia de los pueblos como el punto de partida y no como el destino de llegada.

El cruce de los Andes

Como otros títulos de la editorial, que con el tiempo cambiaría su nombre por el definitivo de Editorial Novaro, Vidas Ilustres pretendía educar entreteniendo o entretener educando, que a veces es lo mismo y otras no. Cada número narraba la biografía de una persona que, gracias a su accionar, había transformado su entorno social, político y/o artístico, haciendo Historia. Típico de la época, mediados de los años ’50 a fines de los ’70, la figura tenía poco de Hombre y mucho de Mito, un dechado de virtudes impolutas destinado a la inmaculada perennidad del bronce.



La liberación de Chile (arriba) y Perú (abajo)

Este José de San Martín, Espada de la Libertad no escapa a esa mirada sesgada ni a la construcción intencionada de un sentido a través del relato histórico. San Martín es un hombre extraordinario con una misión divina por cumplir, como si las decisiones que fuera tomando por el camino no surgieran de sus convicciones íntimas sino de un mandato externo, superior y trascendente, que le va guiando los pasos. Dios, la Patria o vaya uno a saber qué. Curiosamente, para nosotros los argentinos, no aparece Cabral y el cruce de los Andes se resuelve en un par de viñetas poco espectaculares, pero el resto de la biografía más dura y conocida del Libertador dice presente. El nacimiento en Yapeyú, la carrera militar en España, el regreso a Buenos Aires (previo paso –aparentemente intrascendente- por Inglaterra), la creación de la Logia Lautaro, su casamiento con Remedios de Escalada y el nacimiento de Merceditas, el cruce de los Andes, la liberación de Chile y Perú, el encuentro con Bolívar, el exilio en Europa, la muerte en Francia y el reconocimiento a su inmortalidad con la repatriación de sus restos. No se profundiza su enfrentamiento notorio con Rivadavia ni las diferencias con Bolívar que derivaron en su retiro tras la entrevista de Guayaquil. Tampoco hay mención ninguna a su frustado regreso a Buenos Aires, en 1829, decidido a no derramar sangre argentina. Y, dato llamativo si los hay, los únicos personajes indígenas que aparecen en la historieta lo hacen ocupando el rol de traidores a la causa independentista.

San Martín y Bolívar: Dos potencias se saludan

Quizá porque el perfil elegido para destacar con la bendita luz del heroísmo haya sido el del San Martín militar por sobre el del político. El San Martín de Vidas Ilustres es el gran táctico, el máximo estratega, el señor de la guerra que inmortalizó el himno, capaz de pronunciar frases como “Me repugna la política, pero lucho por una causa definitiva: La independencia” o “¡Yo no desenvainaré mi espada por una idea política!”, como si los intereses que lo movieron durante toda su vida no hubieran sido conciente y decididamente políticos.

“Me repugna la política”

La última vez que tuve en mis manos este ejemplar de Vidas Ilustres fue ayer, mientras preparaba esta reseña a propósito de cumplirse 160 años del fallecimiento de San Martín. Como mi maestra de primario, creo fervientemente en la historieta como vehículo atractivo y eficaz para encarar la enseñanza de la historia argentina. Y más allá de la visión interesada que construya sobre la figura del Gran Capitán, lo más interesante de esta revista es que sigue abriendo el debate sobre qué tipo de Nación queremos ser.
No en vano, la figura de San Martín continúa siendo honra y prez de los pueblos del sur.
Fernando Ariel García



Vidas Ilustres Nº 14
Dialogación:
Javier Peñalosa

Realización artística: Alfonso Tirado
Portada: Rafael Barandiarán
32 páginas a todo color
Ediciones Recreativas
México, 1º de marzo de 1957

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