miércoles, 28 de abril de 2010

HELLBLAZER Nº 265-266: EL FUTURO ES HOY

Existen muchos personajes más interesantes que las aventuras que les tocan protagonizar. Quiero decir, en personajes de larga trayectoria resulta obvio y natural que la calidad de sus entregas regulares varíe, decaiga, se reponga, nos parezca anodina o interesante. Centrándonos en la historieta norteamericana de superhéroes, los ejemplos sobreabundan: Batman, Superman, el Hombre-Araña, Los 4 Fantásticos. La lista seguiría eternamente, así que no le encuentro sentido al continuar acumulando nombres. Pero entre todo ese universo de criaturas de papel impreso, hay uno que siempre (y cuando digo siempre, digo siempre) logró cautivarme. Al punto de que me encantaría tener toda su colección completa en mi biblioteca. Y como no tengo mucho espacio en mi biblioteca, que esté dispuesto a hacerle lugar a las cerca de 300 entregas de Hellblazer (entre el título regular mensual y los especiales), deja bastante en claro hasta dónde llega mi entrega absoluta a las garras de ese tipo jodido, embaucador y peligroso que es John Constantine (el de verdad, no el bobalicón que interpretó Keanu Reeves).
Será por su inquieta raíz británica, no lo sé. Pero desde que irrumpiera como personaje secundario en La Cosa del Pantano de Alan Moore, este émulo físico de Sting me metió en uno de los bolsillos de su gabardina y nunca más me soltó. Tampoco hice esfuerzos por escaparme, es cierto. Aún con sus altas y sus bajas, artistas como Jamie Delano, Garth Ennis, Neil Gaiman, Paul Jenkins, Warren Ellis, Brian Azzarello y Peter Milligan, por nombrar algunos, siempre se las ingeniaron para sorprenderme con alguna nueva faceta de un personaje abierto a multiplicidad de interpretaciones, supongo que por su naturaleza ambivalente, su mal humor y su asumida mala leche. Arriba nombré sólo a guionistas, lo sé, porque a pesar de haber contado con dibujantes notables (Steve Bissette, Dave McKean, Richard Corben, Marcelo Frusín, Sean Phillips, Simon Bisley) y no tanto (para qué hacer nombres, no?), Hellblazer es y seguirá siendo (al menos para mí) una historieta regida por el guión, dirigida por el guionista.
Individualista al extremo, amoral, cínico, preferentemente solitario, abusador psicológico de todos quienes lo rodean, John Constantine podría ser definido como un nigromante con pretensiones (y hábitos) de detective privado. El tono general de la serie va de lo oscuro a lo opresivo, de lo negativo a lo desesperante. El escenario de sus andanzas es, predominantemente, la Inglaterra icónica, aquella en donde conviven (a veces) y pelean (casi siempre) lo natural y lo sobrenatural. De ahí que esté enrolada en el gótico contemporáneo, donde el horror no surge de los monstruos que abundan entre las viñetas, sino de la lectura social y política que esas viñetas hacen de la realidad que nos rodea a nosotros, los lectores.
Todas estas características emblemáticas de la serie están presentes en No Future, la saga de dos partes serializada en Hellblazer Nº 265 y 266. Una aventura que apoya gran parte de su efectividad emocional y narrativa en las referencias al pasado siempre vigente de Constantine. En este caso, a su adolescencia punk como miembro de la banda Membrana Mucosa, en el año de 1979. El año en que (no casual ni gratuitamente) Margaret Thatcher gana las elecciones y asume como Primera Ministra. El año en que (no casual ni gratuitamente) Sid Vicious, bajista y figura principal de los Sex Pistols, muere por sobredosis a los 21 años.
De ahí que el relato de No Future corra por dos carriles simultáneos. En la superficie, el colectivo punk-anarquista Los Viciosos, así llamados en homenaje místico a Sid Vicious, ve cómo sus miembros más jóvenes abandonan este culto musical y religioso, pero bastante vaciado de la ideología que supo dar sustento a la cultura punk. Los chicos no lo saben, pero están siendo cooptados por el Partido Conservador (no es chiste), que los quiere como futura fuerza de choque para reprimir las demandas sociales que aparecerán después de que vuelvan al poder. En el medio, una marioneta de Sid Vicious que bien podría ser la reencarnación del músico, el depósito de su alma o un antiguo ente mágico del Reino Unido. Y John Constantine, claro, que pondrá algo de orden sin llegar a terminar con el problema. Porque el verdadero problema resulta ser el Partido Conservador, o la ascendencia que el mismo está teniendo entre la juventud. Las razones para que esto se esté dando en el mundo real habrá que buscarlas en el análsisis de sociólogos y politólogos. En el cómic se debe a que los conservadores, literalmente seres demoníacos y arcanos, han entendido que entre las premisas del anarquismo y las del “dejar hacer” que rigen al capitalismo de mercado, existen sólo diferencias de orden cosmético.
A nivel subcutáneo, por supuesto, No Future habla de otras cosas. Habla de esa juventud sin futuro de 1979, de cómo creció y llegó a este No Futuro que, en realidad, es un No Presente. Habla de recuperar la ilusión de esa juventud, recuperando los ideales que se fueron transando, degradando, olvidando a lo largo del camino. Habla del activismo político, de la necesidad urgente de que las nuevas generaciones sean generaciones politizadas. Habla de la violencia sin sentido de los neonazis. Y hasta habla de la posibilidad de una violencia con sentido. Habla del valor del enojo. De la necesidad de volver a enojarse. De recuperar ese joven enojo punk que conmovió al mundo hasta sus cimientos. Que lo movilizó. Habla de transformar ese enojo en energía revolucionaria contra los atropellos, contra las injusticias.
La generación punk puede haber perdido su futuro, malgastado su oportunidad. Pero si no hacemos algo ahora, ¿qué futuro le espera a los adolescentes de hoy?
Fernando Ariel García
Hellblazer Nº 265 y 266
Guión:
Peter Milligan
Dibujos: Simon Bisley
Color: Trish Mulvihill y Brian Buccellato
Portada: Simon Bisley
Editor: Shelley Bond
36 páginas a todo color
DC Comics / Vertigo
ISSN: 7-61941-20066-8
EE.UU., mayo y junio de 2010

1 comentario:

  1. Parece muy interesante. Peter Milligan siempre me pareció un buen guionista que le falta algo de personalidad. Creo que me quedo con el Constantine de Alan Moore.

    Pd. La película sobre el personaje es muy mala, una pena.

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