lunes, 8 de febrero de 2010

STARMAN Nº 81 / SUICIDE SQUAD Nº 67 / THE QUESTION Nº 37: LEVANTANDO EL MUERTO

La costumbre de juntar superhéroes no es nueva, pero podríamos decir (sin temor a equivocarnos) que a partir de 1985, el concepto de saga cósmica involucrando al panteón íntegro de paladines contra una amenaza común, se hizo carne en la industria norteamericana. Hubo dos razones de peso para que eso sucediera. Tanto Marvel como DC, en diferentes proporciones, alcanzaron grandes éxitos mercantiles y creativos con, respectivamente, Guerras Secretas y Crisis en las Tierras Infinitas. De ahí en más, la excepción se hizo costumbre. Y con la costumbre, apareció el agotamiento de la fórmula. Y la solución editorial que se encontró fue la de agrandarlo todo, como si de un combo de historieta chatarra se tratara. Más números, más revistas involucradas, más especiales, más ruido. Menos interés.
Para la temporada 2009-2010, DC ofreció a sus fanáticos lectores la maxisaga Blackest Night, demasiados ejemplares de demasiadas publicaciones para contar un relato de super zombies resucitados por los anillos de los Linternas Negras, una especie de versión maligna de los Linternas Verdes. Más de cincuenta revistas desde julio del 2009 hasta la fecha (y sin conocerse, con certeza, cuándo han de terminar) no parecieron ser suficientes para la editorial, que decidió festejar la llegada del 2010 sumándole un evento especial al Evento Especial. Ocho unitarios dedicados a continuar (por única vez) ocho títulos cancelados entre los ’60 y los ’90, respetando incluso la numeración original de cada serie. Una idea ingeniosa, hay que reconocerlo, la de resucitar títulos “muertos” en una saga cuyo eje central es la vida después de la muerte.
Y ahora sí, llegamos al motivo de esta columna. Entre las revistas resucitadas se encuentran tres de las más carismáticas que DC publicara de los ’80 para acá: Suicide Squad, Starman y The Question. Tres ejemplos interesantes que prueban hasta qué punto puede hacerse historieta de superhéroes con impronta autoral, más allá de los parámetros establecidos por el férreo (y, la mayor de las veces, vacuo) concepto de “continuidad”. No eran historietas de autor, pero se le parecían bastante. Sobre todo porque DC permitió que (la mayoría de las veces) se privilegiara la visión integral de “obra” por sobre la visión integral de “universo”. Y qué mejor entonces que dejar en manos de algunos de los creadores originales estas codas largo tiempo pospuestas.
La menos lograda de todas es Suicide Squad Nº 67, aunque el guionista John Ostrander (que convirtiera a la serie en objeto de culto entre 1987 y 1992) participe de la empresa. Los problemas son varios. Por un lado, si bien reaparece el perfil político que supo cultivar la revista, exhibiendo las avanzadas ilegales del Gobierno de los EE.UU. con un grupo de supervillanos llevando a cabo misiones suicidas y encubiertas de “Seguridad Nacional”, lo hace aquí sólo como detonante de la trama; y no como centro neurálgico de la misma. Y por otro, está íntimamente enlazada con los eventos desarrollados en la revista Secret Six, donde algunos de los viejos protagonistas del Escuadrón Suicida viven sus nuevas peripecias. El equilibrio que la historieta supo mantener entre la identidad construida y su pertenencia a un mundo superheroico en constante cambio y expansión, aquí no logra mantenerse. Suicide Squad cae prisionera en la lógica que rige al evento; y falla en su última misión.
Algo muy distinto ocurre con Starman Nº 81. James Robinson (guionista de la serie original aparecida entre 1994 y 2001) regresa para cerrar con lujo de detalles aquello que había finiquitado de manera estupenda. Opal City, la ciudad donde habita Starman, es la verdadera protagonista del número, así cómo resultara serlo del título primero. Por ello, esta entrega puede ser entendida como un largo monólogo sobre los efectos del paso del tiempo, el único mediador entre la vida y la muerte. Y sobre cómo el tiempo muda los comportamientos y las relaciones humanas, las percepciones de las cosas y las gentes. La naturaleza del Amor y el desafío que significa para los enamorados el elegirse un día sí y el otro también.
Fiel a su naturaleza, The Question Nº 37 camina entre lo físico y lo metafísico. Que estén a cargo dos de los autores emblemáticos de la serie editada entre 1987 y 1990, el guionista Dennis O’Neil y el dibujante Denys Cowan, debe ser la razón. La resurrección de Vic Sage, el Question original, permite el diálogo entre el ser y el sentir, la introspección necesaria para intentar comprender (y aprehender) a la vida y la muerte como unidad interactiva, indivisible y simultánea. Si vivir es ir muriendo de a poco, la vida debería ser un test para algo más trascendente. Un pasaje hacia. ¿Debemos despedir a los muertos? ¿O dejarlos ir es condenarlos a la soledad eterna? ¿Más preguntas que respuestas? No. Más preguntas, más respuestas.
Fernando Ariel García
Starman Nº 81
Guión:
James Robinson
Dibujos: Fernando Dagnino y Bill Sienkiewicz
Color: Matt Hollingsworth
Editor: Will Moss
32 páginas a color
DC Comics
ISSN: 7-61941-20247-1
Suicide Squad Nº 67
Guión:
Gail Simone y John Ostrander
Dibujos: J. Calafiore
Color: Jason Wright
Editor: Sean Ryan
40 páginas a color
DC Comics
ISSN: 7-61941-00066-4
The Question Nº 37
Guión:
Dennis O’Neil y Greg Rucka
Dibujos: Denys Cowan
Tinta: Bill Sienkiewicz y John Stanisci
Color: David Baron
Editor: Michael Siglain
32 páginas a color
DC Comics
ISSN: 7-61941-00133-3

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