lunes, 4 de enero de 2010

IN MEMORIAM: DAVID LEVINE (1926-2009)

Se fue el 2009. Y con él se llevó a David Levine, “el brillante caricaturista americano”, como anotó Oscar Grillo en su comentario a la entrada Los 100 cómics de la década de este blog. Y “el mejor caricaturista político de los EE.UU. en el siglo XX, maestro de la metáfora visual”, así definido por Michael Carlson en éste obituario que escribiera para el diario británico The Guardian (http://www.guardian.co.uk/artanddesign/2009/dec/31/david-levine-obituary).

“En 1966, el presidente Lyndon B. Johnson, recuperándose de una operación de la vesícula biliar, se reunió con los periodistas y levantó su remera para mostrarles la cicatriz de la cirugía. Pocos meses después, en el New York Review of Books, el artista David Levine, que acaba de morir a la edad de 83 años, dibujó a Johnson abriendo su camisa para mostrar una cicatriz con la exacta forma del mapa de Vietnam. Más allá del impacto de la imagen en sí, con pocos y hábiles trazos Levine había imbuido a su LBJ de tristeza; abriéndose él mismo ante el mundo, conscientemente malhumorado ante aquello que los ojos dibujarían, inevitablemente, ante la llaga que fue la Guerra de Vietnam. Y volvió a Johnson como una figura trágica, cuando la revista Time nombró al presidente como Hombre del Año en 1967. La portada de Levine mostró a LBJ como el rey Lear.

Lyndon B. Johnson con la cicatriz de Vietnam

“Esta abilidad para delinear sutilezas de carácter hizo de Levine el mejor caricaturista político de los EE.UU., desde el apogeo de Thomas Nast en el siglo XIX. Levine dibujó a Henry Kissinger, bajo una bandera norteamericana, copulando con el mundo, una figura femenina con el globo terráqueo como cabeza. Otra imagen de Kissinger, cubierto de tatuajes representando guerras, golpes de estado y asesinatos, apareció recientemente en una colección de dibujos que le habían sido rechazados por la página editorial del New York Times.
“Levine era un maestro de la metáfora visual. Si bien podría parecer algo obvio representar a Jimmy Carter como Nerón, era la ajena felicidad en el rostro de Carter lo que hacía funcionar a la caricatura. Las expresión era el foco de sus descomunales caras, puestas sobre cuerpos marchitos, a menudo con la naiz muy exagerada, creando el camino para los ojos subjetivos del espectador. Dibujó a Richard Nixon más de sesenta veces, como Don Corleone o como un feto, con su nariz como pista de esquí y sus ojos desesperados. En aquellos días, muchos lectores acordaron con el comentario de Levine: ‘La sátira política salvó al mundo de ir al infierno’.


Dwight D. Eisenhower (1963)

“Levine nació y vivió la mayor parte de su vida en Brooklyn, Nueva York, su ‘pequeña ciudad’. Durante años, fue el centro de un club de desayunos informales en el restaurente de Teresa en su barrio de Brooklyn Heights. Su padre era moldeador; su madre, enfermera y dedicada comunista. Niño de ‘pañales rojos’, trabajó vendiendo copias del Daily Worker, pero la mayor emoción de su infancia fue la de estrechar la mano de Franklin Delano Roosevelt, cuando el presidente visitó un campo deportivo de Brooklyn. ‘Desde entonces, mi mano derecha ha sido más grande que mi izquierda’, bromeó. Su precoz talento artístico lo llevó a tomar clases en el Pratt Institute y el Museo de Brooklyn, antes de terminar la escuela secundaria Erasmus.
“Estudió Educación en la Universidad de Temple, Filadelfia; y después de dos años en el Ejército, estudió Bellas Artes en la escuela Temple’s Tyler. Su primer amor fue la pintura y, de regreso a Nueva York, estudió con el expresionsita abstracto Hans Hofmann. El propio trabajo de Levine era más realista, en la línea de los primeros grandes artistas neoyorquinos, como John Sloan o John Marin, especialmente en sus acuarelas, muchas de ellas sobre mujeres en la playa de Coney Island, a quienes denominaba ‘señoras shmatte’, utilizando la palabra en yiddish que señala al comercio informal de ropa.

Jean Paul Sartre (1964)

“En 1958, junto con Aaron Shikler, Levine fundó el Grupo de Pintores de Brooklyn; cincuenta años después serían comisionados con el encargo de producir una serie de retratos de Sandra Day O’Connor, representante de la derecha en la Corte Suprema de Justicia. Levine trabajó como artista comercial hasta que, en 1960, comenzó a dibujar para la revista Esquire. Se incorporó al New York Review of Books poco después de su aparición, en 1963, para llenar el hueco que una huelga de impresores había causado en los suplementos literarios de los diarios. Permaneció allí hasta el 2007, cuando le fallaba la vista para el fino trabajo de líneas.
“Más allá de los políticos, se ocupó de cubrir toda la gama de figuras de la literatura y otras celebridades: Allen Ginsberg con una barba en forma del mapa de los EE.UU.; Bertrand Russell como un hippy, haciendo la señal de la paz; CP Show como Humpty Dumpy, con enormes gafas de carey. La revista le enviaba una copia del artículo que debería ilustrar, junto con fotografías relacionadas, a su nombre al Casino de Brooklyn, donde él jugaba al tenis.

Richard Nixon (1968)

“En 2008, una exhibición y su correspondiente catálogo celebraron los retratos presidenciales de Levine. Curiosamente, las características anodinas de George W. Bush le causaron grandes problemas. Decidió retratar a Bush como un moderno centurión; y como un piadoso lobo en piel de cordero, una imagen que ya había utilizado para el abuelo de Bush, el senador Prescott Bush. Como escribiera alguna vez John Updike sobre Levine: ‘En tiempos confusos, él es un testigo. Pero en los malos tiempos, hace sus mejores trabajos’.

George W. Bush (2001)

“Levine había estado sufriendo de degeneración macular, que se llevó gran parte de su capacidad de visión; y de cáncer de próstata. Le sobreviven su segunda esposa, Barbra Hayes; un hijo y una hija de su primer matrimonio; y un hijastro e hija de su segundo.
“David Levine, artista, nació el 20 de diciembre de 1926; y murió el 29 de diciembre de 2009”.

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